“El presente es el resultado necesario de todo el pasado,
la causa necesaria de todo el futuro.”
Robert Green Ingersoll
La emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19 nos ha mostrado la importancia de hacer uso de todas las herramientas tecnológicas con las que contamos. Gracias a ellas, varias actividades económicas, educativas, trámites gubernamentales y de atención a la salud han podido continuar pese al confinamiento. Pero sin duda, otra de las grandes lecciones de la pandemia es la utilidad de hacer sinergia entre distintos sectores para un bien común.
La colaboración entre el gobierno federal y los operadores móviles ha permitido, por ejemplo, el envío masivo de mensajes de texto (SMS) para hacer llegar información relevante a la población. Otro esfuerzo relevante es el que realiza la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) generando contenidos en lenguas indígenas para su transmisión en distintos canales y estaciones. Hoy esta industria se convierte en una aliada indispensable de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para poder iniciar, en medio de la pandemia, el ciclo escolar 2020-2021.
A través del programa Aprende en Casa II, que iniciará transmisiones a partir del próximo 24 de agosto, las principales televisoras: Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios, difundirán contenidos para todos los niveles educativos, desde preescolar hasta medio superior. El programa suscrito por el Presidente Andrés Manuel López Obrador puede ser un parteaguas para la educación en la Nueva Normalidad y el futuro.
Utilizar la televisión y “transportar el salón de clases a los hogares”, sin dejar de transmitir otros canales de programación, es resultado de una serie de inversiones de la industria, esfuerzos regulatorios y de política pública iniciados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), continuados por la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) e instrumentados hasta su conclusión por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Para poner en contexto, antes de la transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT), cuando las transmisiones se realizaban en formato analógico, cada canal de programación ocupaba un ancho de banda de 6 MHz. Con la transición a la TDT, que hace un uso más eficiente del espectro radioeléctrico, se puede aprovechar ese mismo ancho de banda para la transmisión de varios canales, a esto se le conoce como la multiprogramación.
Hoy damos por sentada la TDT y sus beneficios, entre ellos, transmitir la programación de la SEP a través del espectro ya concesionado. Sin embargo, llegar hasta aquí requirió recorrer un largo camino. El primer paso lo dio la SCT en el 2004 al publicar el “Acuerdo por el que se adopta el estándar tecnológico digital terrestre y se establece la política para la transición a la televisión digital terrestre en México”, sin embargo los avances fueron menores y en el año 2012 la extinta Cofetel modificó esta política para incorporar la realización de pruebas piloto de apagones analógicos y establecer métricas de penetración de receptores digitales. Tijuana fue la primera ciudad en la que se entregaron decodificadores para que la población pudiera seguir recibiendo la señal digital en sus televisores analógicos.
La reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, radiodifusión y competencia económica del año 2013, con la que se crea el IFT, también incorporó en uno de sus artículos transitorios la fecha para llevar a cabo el apagón analógico en todo el país, el 31 de diciembre de 2015. Para cumplir con ese mandato constitucional, el IFT realizó diversas tareas como la identificación de espectro a nivel nacional susceptible de ser asignado a canales digitales, la verificación de que las transmisiones digitales se estuvieran llevando a cabo, la emisión de acuerdos para el cese de transmisiones analógicas, la divulgación de información a la población y la coordinación con autoridades locales, por mencionar solo algunas de las medidas.
La transición a la TDT y acciones como la licitación y asignación de una cadena nacional de televisión y estaciones locales (juntas suman 155 nuevas frecuencias de uso comercial), así como la asignación de concesiones de uso público y social, nos permiten contar con un sector de televisión radiodifundida moderno y fuerte como se ilustra con los siguientes datos del ENDUTIH 2019 y ENCCA 2018:
- El televisor es el dispositivo de mayor penetración; lo tienen 33 millones de hogares mexicanos, es decir el 92.5%.
- En localidades urbanas, el 94% de los hogares cuenta con al menos un televisor y en zonas rurales el 89%.
- El 89.5% de la población mexicana tiene cobertura de al menos un concesionario de televisión.
- En México existen 781 estaciones de televisión y con la multiprogramación la oferta es de mil 337 canales de programación.
Estos datos nos muestran un sector maduro y con las capacidades necesarias para contribuir con la educación de los alumnos, sin exponerlos al riesgo de contagio de la emergencia sanitaria.
Para lograr esto, el IFT jugó un papel clave al emitir el “ACUERDO mediante el cual el Pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones, por causa de fuerza mayor, con motivo de las medidas de contingencia de la pandemia de Coronavirus COVID-19, determina el acceso a la multiprogramación de ciertos concesionarios de radiodifusión de manera temporal para un canal de programación cuyo contenido audiovisual incluya las sesiones escolares de la Secretaría de Educación Pública”, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 29 de abril de 2020.
A partir de este acuerdo, se simplificaron los trámites para que los concesionarios de televisión pudieran tener acceso a la multiprogramación y así, difundir las sesiones de la SEP. Parafraseando a Green Ingersoll, se está cosechando para aprovechar la multiprogramación de la TDT y transmitir los contenidos educativos; el programa, es pues, el resultado necesario de todo lo que se hizo en el pasado.
Esto es algo que debemos tomar en cuenta para construir, desde ahora, las bases que permitan el despliegue de redes de nueva generación y que serán necesarias en el futuro para soportar la economía digital, los hospitales conectados, la agricultura inteligente, la educación con realidad virtual, entre otros usos, y desde luego, atajar nuevas contingencias.
Para ello, además de la colaboración de gobierno y empresas, se requieren de instituciones sólidas, fuertes, que den certeza jurídica para seguir alentando las inversiones y desplegar este ecosistema tecnológico.
Twitter: @juarezmojica
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